martes, 21 de agosto de 2007

8.

Big Mo tenía cuerpo de ocho, o de hacha, según. Lanzaba los balones a canasta como si fueran gatos escaldados y escuálidos. Todos caían de pie, derechitos al ovillo de los dos puntos. O, si no, los rebañaba e invitaba a otra ronda al tablero. Moses guió a su pueblo al anillo prometido. Luego, se embutió en unas cuantas camisetas de cáctus y silenciosamente se retiró. Jarmusch está a tiempo de hacerle una película. O una secuela de "Ghost Dog".

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